dimecres, 20 de maig del 2009

CAPERUZATOR

De momento, todo iba bien. Gracias a sus conocimientos arcanos, la vieja bruja llamada Caperuzator había conseguido retroceder 200 años en el tiempo, hasta el año 2009,  escapando así del ejército del líder mundial, conocido como “el Cazador”.  Su plan era diabólico: conseguir que su abuela, de cuatro añitos en el año 2009, matara a su mejor amigo, Carlitos, también de cuatro añitos, apodado “el Lobo”, que a su vez era el abuelo de “el Cazador”. Esto provocaría una serie de cambios en el futuro que debían acabar, según los cálculos de la bruja, en la ocupación por parte de ella misma del trono de líder mundial en el año 2209. 

En el momento adecuado, Caperuzator apareció en la habitación de su abuela, Rosita, poco antes de que ésta entrara. La niña/abuela se quedó petrificada al ver a la vieja bruja con su túnica roja en medio de su cuarto.

       “ ¿Quien es usted? – preguntó.

-          Rápido, tenemos los segundos contados, soy tu nieta, vengo del futuro, esta tarde debes matar a tu amigo Carli…

-          Hola, Rosita, ¿estás ahí? – se oyó desde el otro lado de la puerta.”

 Rosita estaba mirando a su nieta de arriba abajo con ojos como platos y la boca abierta formando una gran “O”. Caperuzator suspiró con impaciencia. Con un leve movimiento de su meñique, la niña quedó catatónica, y de una patada la vieja bruja la arrojó dentro del armario ropero, al otro lado de la habitación. Rápidamente, se lanzó sobre sí misma un conjuro que la transformaba en su abuela, y de un salto se introdujo en su cama.

 “¿Quien es? – dijo Caperuzator con voz de pito.

-          Soy Carlitos, vengo a traerte una cesta de comida que me ha dado mi mamá para que merendamos juntos.

-          Pasa, pasa. – El niño entró corriendo y se acercó a la cama.

-          ¿Qué haces acostada?

-          Estoy malita, el médico me ha dicho que he cogido la gripe porcina- contestó la pérfida bruja.

-           Aaah… ¿Y por eso tienes esa voz de pito?

-          Pues sí. – Contestó la bruja, incómoda.

-          Aaah…  ¿Y por eso se te están poniendo las orejitas de punta?

-          Pues sí. – Caperuzator se acordó de que el conjuro de transformaciones no se le daba muy bien, y se le estaba pasando por segundos.

-          Aaah…  ¿Y por eso se te están llenando de arrugas la carita y las manitas?

-          ¡Pues sí!

-          Aaah… ¿y por eso te están creciendo los colmillitos?”

 Y de un rápido movimiento, la antes niña y ahora vieja bruja saltó de la cama y se zampó al niño de un bocado.

De repente, ésta empezó a desvanecerse, dándole tiempo tan solo para exclamar “¡Pero!…”. En un suspiro,  de la bruja solo quedaba una pequeña nube negra que se llevó el aire acondicionado.

 Con lo que no había contado Caperuzator, era con que su abuela de mayor sería un poco pendón, y que su madre no era hija de Rosita y su marido, sino que era hija de Rosita y Carlitos, después de una loca noche de San Juan.  Por lo tanto, al morir Carlitos, ni la madre de Caperuzator ni ella misma llegaron nunca a nacer en el nuevo futuro.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado, ni bien, ni mal, sino todo lo contrario.

 Ah, por cierto, de Carlitos nunca más se supo, y Rosita murió catatónica muchos años después, en un caso que quedó para los anales de la medicina. 

 

 JUAN CARLOS 18/V/2009

1 comentari:

  1. Me ha gustado. Si señor!! Imaginación no te falta para jugar con esos personajes y me gusta el hecho de que no acabe ni bien, ni mal. Animo!! Olga

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