dimecres, 3 de juny del 2009

Mira a través de mis ojos...

Ayer, al atardecer, con un frío de mil demonios, estaba con mi pareja esperando el tren.Charlábamos, hablábamos, nos reíamos...nos mirábamos intensa y fugazmente, jugando con pequeños roces de la mano, de esos que te saben a miel y de los cuales nadie sabe...Llegó el tren, nos sentamos y como es nuestra costumbre, empezamos a fijarnos en la gente, en su trajín, en su ir y venir...imaginando cómo serían sus vidas, sus problemas, sus alegrías...y sólo con mirarnos, nos entendíamos...
Casi al final del trayecto, creo recordar que faltaban como unas tres o cuatro paradas, se sentó una chica delante nuestro, con aire decidido y con una hermosa sonrisa.No pude quitar mi mirada de ella.Observé cada movimiento, cada gesto...y noté como, apenas sin darme cuenta, mis labios dibujaban una dulce sonrisa.
No hizo nada extraño.Nada hizo que me llamase la atención tanto como para no poder dejar de observar...Se sentó, no sin antes mirarnos y sonreír.Colocó bien su abrigo sobre las piernas.Abrió su mochila de color verde "Lacoste", desgastada por un uso diario, creo intuir que era una de esas mochilas fetiche, es decir de esas cosas que siempre llevamos porque las amamos hasta ni se sabe dónde...Abrió la cremallera de esta y sacó un libro del "Barco De Vapor", no pude ver bien el título..., y comenzó a leer.Despacio resiguiendo las palabras, acariciando cada palabra impresa con el dedo, fijandose en cada en cada punto, en cada coma...Toqué con suavidad el brazo de mi compañero, y me indicó con un leve gesto de cabeza que se había dado cuenta de todo.La chica no leyó más de página y media porque los altavoces avisaban de la proximidad de la estación, la de final de viaje.Todo el mundo empezó un loco ajetreo:ponerse en pie, periódicos, bolsas, empujones, disculpen, oh no pasa nada...y la chica, con tranquilidad, volvió a coger su mochila, guardó su libro dentro de la mochila verde, no sin tener unos cuantos problemas, se puso el abrigo sentada, con cuidado de no molestar y, mientras esperaba a que entrasemos en la estación, sacó de un bolsillito una barra de cacao, claro que antes miró su móvil último modelo por si tenía algún sms, y se dejó unos labios bien brillantes.
Llegamos al destino, y ya nuestras vidas volvíeron a separarse para siempre, supongo.Y yo, sonriendo.
Sonriendo por la sencillez, por el saber estar, por el saber hacer de la chica.Por su independencia, por su autonomía, por su valentía, por su vivir la vida.
Porque su Síndrome de Down no ha sido un muro en su vida.Y sobre todo...por su hermosa sonrisa.


genestel 03/06/2009

5 comentaris:

  1. Soy Àngel y "genestel" es mi nick, mi seudónimo...para que sepáis qué soy yo!!
    Espero que sigamos en contacto por aquí!!!

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  2. Precioso Angel! Estaba pensando ¿Y quién és Genestel?, me faltaba tu voz, tu potente voz, peró tenias que ser tu...
    Un beso,
    Carme

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  3. Como siempre tus historias tienen un final sorprendente i original. Sigue sorprendiéndonos.
    Un abrazo,
    Joan

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  4. genial, yo acompaño cada jueves a una niña de 3 años con síndrome de Down. Juntos reímos, jugamos, y solo al final, como en tu cuento, cuando la dejo en el centro de educación especial, soy consciente de su enfermedad, hasta entonces es especial, porque es mi amiga. Espero seguir leyendo tus escritos, un abrazo

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  5. És sorprenent. He intentat imaginar alguna noia maca, guapa, mentre llegia i quan he llegit el final he somrigut de veritat. Són gent molt especials i tu l'has clavat en aquests petits detalls que els defineixen realment, ets just!

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